Cuando han pasado treinta años del último vuelo de Carlos Paris, el padre, el tío, el primo, el aviador nadie puede aquilatar la dignidad de treinta lágrimas ocultas, ni se pueden medir los treinta soles idos detrás del horizonte. Ni calcular el ángulo de toda la tristeza. Tenemos el alma abierta todavía.
... y pasaron 30 años.., se fueron volando..., rápido..., muy rápido..., como se pasa la vida.
No me di cuenta, tal vez lo mejor es eso.., saber que el tiempo se detuvo hace 30 años, o al menos creerlo, saber que el vuelo continúa.
Quise levantar estos recuerdos ahora que ya supere la edad en que mi padre dio su vida por otros.
Y lo hago desde la mirada de quienes ahí estuvieron. Gente que no conozco, personas que estuvieron ese 8 de Abril de 1979 ahí en Chiguayante..., como observadores de un acto que cada uno califica a su manera.
Es difícil entrar en detalles..., son demasiados recuerdos, momentos y vivencias que estaban dormidas..., es que ha pasado tanto tiempo.
Muchos momentos de encuentros con personas que al saber mi nombre me preguntan..., tienes algo que ver con..., tú eres hijo de... el piloto...! Lo hacen por que quieren compartir ese momento que yo no vi, y que de tanto escuchar ya conozco en detalle.
Son tantos que olvide a la mayoría. Un taxista, un artista, un mecánico..., un conocido por aquí y por allá..., son muchos en estos 30 años los que estuvieron ahí y lo tienen vivo.
Y cada vez me lo cuentan con pasión y por el tiempo que ha pasado, por la pena que re-vive cada uno de ellos en mi, una y otra vez, me aprietan el corazón.
Y hoy, sigo encontrándolos. Ahora de otra forma..., y es lo mismo... vuelven a aparecer y a relatar lo mismo..., todavía se acuerdan... es que después de tantos años..., puedo decir con certeza, que el vuelo de Carlos Paris Maldonado..., no aterrizara, jamás...¡
Carlos Paris Champin 8 de Abril de 2009.
Como trabajo de alto riesgo, no era de extrañar la posibilidad de incidentes de diverso tipo, así como de accidentes de mayor cuantía. Sin duda alguna, la mayor pérdida material y humana de la empresa ASPAR tuvo lugar el 8 de abril de 1979, en la localidad de Chiguayante, cuando el Canso A matrícula CC-CDS participaba en trabajos de extinción de incendio forestal. El piloto al mando era el sr. Carlos Paris Maldonado -un ex piloto de este tipo de aeronaves durante su servicio en la FACh-, y a consecuencia del impacto del ala izquierda con la copa de unos árboles ubicados en la cima del cerro donde se estaba trabajando, se desprendió el extremo del ala a unos 6 metros aproximadamente de la punta de la misma ala, precipitándose a tierra pero evitando una catástrofe mayor, ya que maniobró el Canso para evitar caer sobre una villa ubicada en esa área; esa acción costó la vida de los tres tripulantes al estrellarse el aparato pero no provocando desgracias personales a las personas en tierra.
El extremo que se desprendió del ala izquierda, quedó a una distancia de 600 metros del fuselaje, a 550 pies de altura, mientras que por causa del fuerte impacto los restos del avión quedaron diseminados en un radio de 60 metros; partes del fuselaje se incendiaron tras caer. Las conclusiones tras el accidente indicaron que no existió falla técnica en el mismo, ya que a raíz de la colisión se perdió control del avión, el que efectuó un viraje descendente hacia la izquierda, precipitándose al suelo desde una altura aproximada de 500 pies, y cayendo por un tramo de unos 600 metros. Se estableció que se efectuó una pasada de bombardeo más bajo de lo mínimo aconsejable, y en un rumbo no recomendado respecto al viento. (Operadores en tierra de Conaf, recomendaron erroneamente al piloto el cambió en la dirección de ataque a un ángulo no adecuado respecto del viento imperante en ese momento, hecho que sumado a la posición del fuego causo el desastre).
No era la primera vez que un hecho similar ocurrió a esta misma aeronave y su piloto, puesto que el 6 de marzo de 1976, el CC-CDS se dirigió a cargar agua tras despegar del aeródromo Carriel Sur de Concepción, con objeto de extinguir un incendio forestal en las cercanías de la Laguna San Pedro. Tras dos horas de operaciones en las que se efectuaron 24 lanzamientos (todos con su correspondiente toma de agua), se cambió la dirección de ataque en un ángulo de 90° respecto al viento, debido a la imposibilidad de continuar atacando en la dirección anterior (de sur a norte, con viento a favor) por la posición del fuego.
Justo en el momento en que se lanzaba el agua, comenzó una fuerte turbulencia que inclinó el ala de babor en un ángulo muy pronunciado. Tras el lanzamiento, y al observar los efectos del ataque, el piloto notó una rotura y abolladura cercana a la punta del ala izquierda, no percatándose del impacto en la maniobra de lanzamiento. La investigación posterior indicó que se había pasado a llevar la punta de un eucalipto que sobresalía por sobre los demás.
En la actualidad, existe un monolito que recuerda a los tres caídos, ubicado en la localidad de Chiguayante, el cual fue erigido por el Círculo de ex balmacedinos FACh en 1985 y que recuerda la inmolación del ex catalinero Carlos Paris Maldonado, en las cercanías del sitio en el que el Canso se estrelló. Lamentablemente, no ha escapado a la acción de vándalos que con sus rayados vapulean la memoria de tres personas que dieron su vida en cumplimiento de la protección de los bosques y evitaron una tragedia mayor ese día de 1979.
La inspección visual indicó que sólo había daños en el ala. El informe técnico de la DGAC indicó que se dañó una sección del borde de ataque izquierda, aunque el golpe no afectó partes estructurales del mismo. No se encontraron responsabilidades entre los tripulantes, ya que se consideró a la causal de este incidente como un hecho fortuito.
El texto anterior pertenece a Alvaro Romero y son parte de su obra, Catalinas Civiles en Chile, inscripción N°178983.
Cuando han pasado treinta años
del último vuelo de Carlos París, el padre, el tío, el primo, el aviador
nadie puede aquilatar la dignidad
de treinta lágrimas ocultas,
ni se pueden medir los treinta soles
idos detrás del horizonte.
ni calcular el ángulo de toda la tristeza.
Tenemos el alma abierta todavía,
por todos los que como él hicieron
también su último vuelo en esta geografía.
mi hermano Carlos y Alejandro Tampe.
Todo lo que pudieron dar lo dieron
su alegría, su amor, su amistad, su vida
y seguirán siendo tan nuestros como entonces
y tan reciente la experiencia cotidiana
como si fuera ayer cuando se fueron.
Tita. 11 de Abril de 2009
Para Vuelo Final, Gracias Tita.
Existen muchas historias sobre la habilidad del piloto aún en esas condiciones para evitar caer sobre un sector densamente poblado, pero quizás son parte del mito urbano. Lo cierto es que el piloto parecía ser muy hábil y la elegancia con que el avion maniobraba por las laderas es un recuerdo díficil de olvidar.
Catalinas, Cansos, OA-10 o simplemente PBYs, son los nombres con los que se conoce a los incansables hidroaviones que operaron en -prácticamente- cada rincón del planeta desde fines de la década de 1930. En Chile, los aviones en servicio con la FACh marcaron toda una época jalonada de conquistas para las alas nacionales, pero es justicia también recordar a aquellas máquinas que tuvieron un destacado servicio con operadores civiles, no sólo transportando carga, pasajeros o combatiendo incendios forestales, sino también abriendo nuevas rutas que hoy son de uso cotidiano por diversas líneas nacionales y extranjeras.
Un gran amigo de mi padre.. al cual yo llamaba tio cuando yo era niño fue don Carlos Paris, que fallecio en el accidente del Canso en Chiguayante. Me gustaria saber si alguien tiene mas información sobre esto.
Yo vole en el Canso cuando era niño.. año 77 quizas sentado en las piernas de mi tio Carlos, y les digo que es imborrable el recuerdo del ruido en esa cabina… mirar hacia arriba y atras y ver los motores encima.. Escuchar como el avion entero golpeaba la laguna de San Pedro… Un gran avion .. hermoso… Saludos !!!
Miguel es actualmente Ingeniero de Sistemas y trabaja en LAN AIRLINES
Imposible olvidar la felicidad que sentí a los 7 años, un día en que mi idolatría por aquél avión se vió más fortalezida cuando aquella mañana de un día nublado sacó sus “flotadores” y se posó sobre la laguna grande y junto a mi hermano mayor (los únicos en el lugar, era temprano) veíamos como “limpiaba sus motores” según contaba el mito urbano. Desde la punta del muelle, casi cayendo por estar más cerca del avión hacíamos señas y saludabamos… gran sorpresa!!! el avión se acercaba cada ves más a nosotros y a unos 30 metros se abre un puerta y el piloto (quizás padre de quien ha escrito en este blog) se para en el borde y alza sus mano y nos saluda…. imaginense, a ésa edad a metros del avión canso y el piloto saludandonos…. no lo podía creer, creo que ha sido una de las emociones más grandes que sentí y recuerdo de mi niñez y que me acompañan hasta hoy; es más, a mis 28 años cada ves que viajo a santiago elijo el lado derecho del avión para poder verlo, posado fuera del angar donde se encuentra, al aterrizar en el aeropuerto Arturo Merino Benitez.
Es una pena, como ya dijieron, que no se proteja y resguarde nuestro patrimonio, es lamentable, pero los recuerdos nunca se borrarán y se mantendrán siempre junto a todos aquellos que corrimos a la Laguna Grande para llegar antes que bajara el canso a “tomar agua”
Agradecería enormemente, a quien tuviese fotos del avión, las pudiese compartir a mi correopetrolero12@gmail.com, estaré eternamente agradecido.
Un abrazo para todos aquellos que sienten lo mismo que yo al mirar este avión en una foto y recordar aquella época de esplandor del querido “Avión Canso”.
¡Cayó un Canso en Chiguayante!
Árbol, cualquiera que sea tu nombre,
Raulí, Pino, Avellano, Álamo, Roble,
llora conmigo que ha muerto un gigante
ofrendando a la causa forestal
su TODO hecho mujer, hijos y hogar.
Paladín fue de tu pueblo indefenso,
árbol, contra el terrible fuego voraz;
recorrió mil veces el sur inmenso
implacable lluvia fue un humo denso,
sin claudicar en su lucha, jamás.
Montan, por eso, guardia permanente
altos pinos en su postre morada;
los vientos, que fueron su confidentes
de quince mil horas de jornadas,
orgullosamente realizadas,
nunca dejarán de estar presentes;
árboles y vientos son sus camaradas
del pasado, de ahora y para siempre...
oremos de gracias...¡es gloria ganada!
Marcos Gerding G.
Abril de 1979
Carlos, No sé como has hecho llegar este enlace hasta mi correo, pero creemelo, te lo agradezco en el alma. Yo fui cadete de la FACh entre 1960 y 1963 y en mi año de Sub-Alférez, tu padre, Carlos Paris Maldonado, por ese entonces Capitán, fue mi comandante de Escuadrilla.
Si hay algo que tengo que decir es, que ha sido el único oficial FACh que le he tenido cariño. Me trató como a un hijo. Siempre con la palabra amable y dandome aliento en cada actividad que realizabamos, ya sea en tierra como en vuelo. Tengo el mejor de los recuerdos de una magnífica persona.
Tambien fui compañero de Carlos Rodriguez Paris, que tengo entendido era pariente de tu familia.
Un abrazo a la distancia y gracias por tan bello blog en recuerdo de tu padre.
Jaime G. Diaz-Undurraga, Carey Ranch, California
eltatum@roadrunner.com